domingo, 19 de julio de 2015

Reflexión

La labor docente es muy compleja y a veces poco entendida cuando se observa desde el exterior, refiriéndome así a padres de familia, que en muchas ocasiones no pueden ver todos los trabajos que realizamos no solo en el aula si no fuera de ella. Nuestro trabajo no solo se basa en la enseñanza de contenidos específicos, si no, que muchas veces nos enfocamos en la enseñanza de saberes universales y morales que rigen nuestra sociedad como normas morales y valores. Estos son de suma importancia ya que en un mundo donde los valores se pierden es imposible tratar de enseñar algo.
En mi práctica siempre he tratado de enseñar a los alumnos valores como la responsabilidad, el respeto y la perseverancia… valores fundamentales para un desarrollo óptimo de los saberes universales y de las competencias para la vida… pues si lo vemos desde un punto donde no existen los valores los niños no tendrían tal vez iniciativa propia del trabajo como un medio de superación personal, no mirarían el trabajo escolar como herramienta fundamental para formar los cimientos de su futuro… y más aún cuando los alumnos se ven envueltos en ambientes familiares no idóneos o contextos sociales poco favorecedores para un pleno desarrollo.

Y es así como un docente trata de eliminar todas aquellas situaciones que pueden generar que el alumno no prospere, y no es que las quitemos nosotros, si no, que enseñamos como superarlas y servimos de guías para puedan evitarlas… y ya después de hacer eso, entonces si podemos enseñarles lo que nosotros queramos, un alumno que vive tranquilo puede aprender cualquier tipo de contenido escolar, pero siempre hay que empezar con lo básico que es el bienestar, un trabajo duro mas no imposible y por ello es importante que los padres de familia conozcan el trabajo y ayuden en la labor de enseñanza de sus hijos.


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